Kuala Lumpur easy going

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Es ist nicht einfach, sich bei knapp 30 Grad und einer Luftfeuchtigkeit von um die 90 Prozent vom Pool loszueisen. Schon gar nicht, wenn man die 50×25 Meter-Badewanne ganz fĂŒr sich allein hat!

 

Irgendwann nach einem tollen Regenguss rappeln wir uns dann doch noch auf. Nur: Unsere PlÀne scheitern am Monsun. Eigentlich wollten wir uns ja den Vogelpark genauer ansehen, aber nicht einmal die birdies gucken pitschnass unterm BlÀtterwald hervor.

 

Also sehen wir uns mal Bukit Bitang an, ein neuerlicher Schmelztiegel, in dem heute allerdings ĂŒberwiegend Inder unterwegs sein. Das dĂŒrfte mit dem Lichtfest Divali zusammenhĂ€ngen, das von der hinduistischen Gemeinde morgen ganz groß gefeiert wird. Und weil‘s so schön ist, feiert ganz Malaysia mit: Feiertag! Die BĂŒros bleiben geschlossen, das Herz des Landes, also der Handel, schlĂ€gt munter weiter.

 

In dieser Ecke der Stadt steht eine shopping mall an neben der nĂ€chsten, was heute ein Vorteil ist, damit man vor den Schauern abtauchen kann. Wir essen irgendwo einen Happen, geben weitere PlĂ€ne auf und beschließen, den RĂŒckweg nicht mit Monorail und Metro, sondern mit einem Grab car anzutreten. Das geht schief, denn offenbar findet uns der Fahrer nicht.

 

Die Fahrt hĂ€tte 18 Ringgit gekostet (grab sagt das wie Ă€hnliche Unternehmen an), die regulĂ€ren Taxifahrer wollen 40 oder sogar 50, bei der ErwĂ€hnung des Taxameters winken sie gleich ab. Juan findet einen, der‘s fĂŒr 30 macht.

 

WĂ€hrend wir bei regennasser Straße im Schritttempo voranschleichen, erzĂ€hlt der Fahrer ein bisschen aus seinem Leben. Er stammt aus einem Dorf nahe der thailĂ€ndischen Grenze, die er aber niemals ĂŒberschritten hat. Das wird er auch kĂŒnftig so halten, denn die VerrĂŒckten da seien alle Terroristen. SchĂŒsse, Bomben – alles an der Tagesordnung. Übrigens warnt auch das AuswĂ€rtige Amt aus diesen GrĂŒnden vor der Gegend. Seit 27 Jahren ist unser Fahrer nun in Kuala Lumpur, lebt mit Frau und drei Töchtern am Stadtrand. Er ist der alleinige Verdiener, fĂ€hrt nur tagsĂŒber. „You drive night, wife away“. Am Wochenende macht er manchmal frei, dann fĂŒhrt er seine Damen aus. Aber das ist die Ausnahme. „You no work, you no money“. Da ist was dran. Wichtige Kunden der Taxifahrer hier sind die Saudis. Die freuen sich ĂŒber den Regen und kaufen die Stadt leer.

Ob wir denn wegen des Grand Prix in der Stadt wĂ€ren, der hier gestern gefahren wurde. Das sei seine große Leidenschaft: die Formel 1. Und Autos ĂŒberhaupt. Außer, er muss damit zum höchsten islamischen Feiertag zu seinen Eltern fahren. Normalerweise braucht er fĂŒr die 320 km fĂŒnf Stunden. Zu den beiden Feiertagen ist jeder unterwegs, will bei der Familie feiern. Dann braucht er 18 Stunden. Pro Strecke! Schade, dass die Fahrt mit dem gutgelaunten Fahrer doch irgendwann zuende geht. Wir sind fĂŒr heute seine letzten Kunden. Wenn er GlĂŒck hat, schafft er den Weg nach Hause, der bei normalem Verkehr 40 Minuten dauert, in zwei Stunden. Mit Pech braucht er drei. Der Verkehr in dieser Stadt ist unglaublich!

 

No es fĂĄcil salir de la piscina con 30 grados y con una humedad de alrededor del 90 por ciento. Sobre todo si tienes la bañera de 50×25 metros para vos solo!

En algĂșn momento despuĂ©s de un gran chaparrĂłn, nos levantamos. Nuestros planes fracasaron debido al monzĂłn . En realidad querĂ­amos ver mĂĄs de cerca el parque de pĂĄjaros, pero ni siquiera los pĂĄjaros salen de sus refugios o bosques para empaparse.

AsĂ­ que echemos un vistazo a Bukit Bitang, un nuevo crisol de razas, en el que hoy la mayorĂ­a de los que caminan son de India. Esto debe estar relacionado con el festival de la luz Divali, que serĂĄ celebrado por la comunidad hindĂș mañana. Y como es tan hermoso, toda Malasia lo celebra. Para los malayos es feriado, porque es una fiesta nacional! Las oficinas permanecen cerradas, el corazĂłn del paĂ­s, es decir, el comercio, sigue latiendo normalmente.

En este rincón de la ciudad hay un centro comercial al lado del siguiente, lo cual es una ventaja hoy, para que uno pueda sumergirse en ellos entre los chaparrones, que cuando llegan, no hay posibilidad de quedar seco si no hay un reparo. Comemos mås tarde un bocado en alguna parte y renunciamos a otros planes por la lluvia. Decidimos empezar el camino de regreso, no con el monorraíl y el metro, sino con un taxi que pedimos por la aplicación del teléfono Grab. Pero no funcionó, el conductor no nos podía encontrar.

El viaje hubiese costado 18 Ringgit, de esa forma. Los taxis regulares que paramos querĂ­an 40 o 50 y siempre se negaban o seguĂ­an de largo, si preguntĂĄbamos con taxĂ­metro. Juan encuentra uno al final, que nos lleva por 30.

Mientras avanzamos ligero por una avenida mojada por la lluvia, el conductor nos cuenta un poco de su vida. Viene de un pueblo cerca de la frontera tailandesa, que nunca cruzĂł. SeguirĂĄ no haciĂ©ndolo en el futuro, porque los locos que hay allĂ­ son todos terroristas, nos dice. Disparos, bombas, estĂĄn a la orden del dĂ­a. Por cierto, el Ministerio alemĂĄn de Relaciones Exteriores, tambiĂ©n advierte sobre esa zona por esas razones. Nuestro conductor lleva 27 años en Kuala Lumpur y vive con su esposa y sus tres hijas en las afueras de la ciudad. Es el Ășnico que mantiene a la familia, sĂłlo conduce durante el dĂ­a. „Conduces de noche, esposa se va.“ Los fines de semana a veces se toma un tiempo libre, y luego pasea con sus damas. Pero esa es la excepciĂłn. „No trabajas, no tienes dinero.“ Tiene razĂłn en eso. Los clientes preferidos de los taxistas son los saudĂ­es. EstĂĄn contentos con la lluvia y se compran toda la ciudad.

Nos pregunta si estamos en la ciudad por el Gran Premio de FĂłrmula 1, que corriĂł ayer. Esa es su gran pasiĂłn: la FĂłrmula 1 y los coches en general. A menos que tenga que ir a ver a sus padres para la fiesta islĂĄmica mĂĄs importante. Normalmente tarda cinco horas en recorrer los 320 km. Todo el mundo estĂĄ de camino en las dos fiestas, si quieres celebrar con la familia, te llevarĂĄ 18 horas por ruta! Es una pena que el viaje con el conductor de buen humor se termine. Somos sus Ășltimos clientes de hoy. Si tiene suerte, puede volver a casa en dos horas, lo que toma 40 minutos con el trĂĄfico normal. NecesitarĂĄ tres si tiene mala suerte. El trĂĄfico en esta ciudad es increĂ­ble!

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