Kuala Lumpur – ein Überblick

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Die 30 Grad sind kein Problem in Kuala Lumpur. Nur die extrem hohe Luftfeuchtigkeit macht einen fertig. Wir starten den Tag mit einer Runde im Pool des Apartmenthauses. Der ist richtig groß! Lange bahnen im 5. Stock – eher ungewöhnlich, aber vielversprechend für die nächsten Tage, in denen wir schon mal etwas Urlaub vom Reisen machen wollen. Kuala Lumpur ist die letzte Megacity auf diesem Trip. Danach geht es gemütlich nach Thailand und Ende November laufen wir wieder in Hamburg ein.

Da wir die Hauptstadt Malaysias überhaupt nicht kennen, entscheiden wir uns für den Klassiker: Hop on, hop off. Der nächste Busstop ist nicht weit entfernt, wir müssen nur über eine lange Brücke wandern. Die beginnt in der Mall nebenan.

 

Und nicht nur wir sehen völlig unverhofft ein kleines Kunstwerk. Denn dort bereitet man sich intensiv auf Diwali oder Dipavali, das bevorstehende Lichterfest, vor. Mit Gesang und Tanz werden wir eingestimmt auf das wichtige hinduistische Fest. Sehr schön! 

Nur einen Kilometer weiter, fast direkt unter den Petronas Towers, klettern wir für 55 Ringgit, also gut zehn Euro pro Ticket, in den Doppeldeckerbus. Der hat einen für dieses Klima enormen Vorteil: zwei Drittel des Oberdecks sind klassisch offen, ein Drittel ist eine klimatisierte Kabine. Ein feiner Rückzugsort…

Unser erster Stop sind die Petrona Towers. Mittlerweile 20 Jahre alt, immer noch bildschön! Längst sind sie nicht mehr die höchsten Gebäude weltweit, die größten Zwillingstürme sind sie mit ihrer Höhe von 450 Metern aber immer noch. Wir wollen sie nicht besuchen. Nicht nur, weil der Eintritt inzwischen über 20 Euro pro Nase kostet, sondern vor allem, weil man dafür nur 15 Minuten auf der Plattform im 86. Stock bleiben kann. Das ist sogar für meine Höhenangst zu wenig…

Unser Bus kämpft sich weiter durch den dichten Verkehr in der Stadt. Wir werfen einen Blick auf Chinatown mit einem interessanten Markt in der Petaling Street, den wir uns noch mal genauer ansehen müssen. Ebenfalls auf den Sentral Market – auch unsere Kragenweite.

Bukit Bintag ist das schick gewordene ehemalige Amüsierviertel. Wie in allen Megacities Asiens sind auch hier natürlich wieder sämtliche Weltmarken vertreten. Der Blick vom Bus aus reicht. Über Little India – eigentlich wohl nur eine Strasse mit Marktständen – geht es zum Präsidentenpalast außerhalb des Zentrums.

Es vergeht Stunde um Stunde in diesem Bus. Und noch immer haben wir nicht jeden Punkt abgeklappert. Der nächste ist der Merdeka Square, der wichtigste Platz in Kuala Lumpur. Er steht für die endgültige Unabhängigkeit Malaysias 1965. Hier wurde damals zum ersten Mal die malaiische Nationalflagge gehisst.

Neben vielen anderen Plätzen gefällt uns der Vogelpark. Das Besondere ist eine 8,5 Hektar große Voliere, durch die man spazieren kann. 3000 Vögel, über 200 Arten, leben hier auf großzügigigem Terrain. So etwas kannten wir noch nicht!

Ohne den Bus verlassen zu haben dauert die Tour rund fünf Stunden. Was für ein Glück, dass es die Klimakabine gibt. Trotzdem sind wir matt und müde, müssen im Kopf erst einmal sortieren, was wir wieder alles gesehen haben und Pläne für die nächsten Tage andenken.

 

Erste Überlegungen gibt es bei einem Happy Hour-Bierchen in einer schicken Bar. Eigentlich wollten wir ganz in der Nähe abends essen, sind dann aber doch an einem Food stall beim Supermarkt hängengeblieben. Schönes Dinner mit Huhn, Reis und Suppe für weniger als vier Euro zu zweit. Da bleibt nur noch, ein Baguette für morgen und ein Heineken für heute Abend zu shoppen – der Rest ist Ruhe sanft…

 

Das ist zumindest der Plan. Aber leider haben wir immer noch kein heißes Wasser in der Dusche. Die Lady von der Rezeption sieht und an wie Volldeppen, die den richtigen Schalter nicht finden. Die findet ihn auch nicht.

 

Etwas später stellen wir fest, dass sich der Safe mit unserem ganzen Kram nicht mehr öffnen lässt. Nächste Rezeptionistin – es gibt kein Telefon im Apartment, also immer 13 Stock runter, 13 Stock hoch -, die die Kidte öffnen kann. Die Batterien kann die nicht wechseln. Dafür kommt morgen ein Ingenieur…

 

Los 30 grados no son un problema en Kuala Lumpur. Es sólo la humedad extremadamente alta, la que te deprime. Comenzamos el día con una ronda en la piscina del edificio de departamentos. ¡Es realmente grande la piscina en el 5 to. piso, en largo y ancho, algo inusual, pero prometedor para los próximos días en que pensamos tomarnos unas vacaciones de tanto viaje. Kuala Lumpur es la última megaciudad de este viaje. Después nos vamos a Tailandia y a finales de noviembre volvemos de nuevo en Hamburgo.

Como no conocemos en absoluto la capital de Malasia, nos decidimos por el clásico: Hop on, hop off, el bus de dos pisos para recorrer la ciudad. La siguiente parada de autobús no está lejos, sólo tenemos que caminar sobre un puente largo. Empieza en el centro comercial de al lado.

Y no somos los únicos que vemos inesperadamente una pequeña obra de arte. Allí se preparan intensamente para Diwali o Dipavali, el próximo festival de luces. Con cantos y bailes nos ponen en sintonía con el importante festival hindú. ¡Muy bonito!

Sólo un kilómetro más adelante, casi directamente debajo de las Torres Petronas, subimos por 55 Ringgit, es decir, unos diez euros por billete, al autobús de dos pisos. Este tiene una enorme ventaja para este clima: dos tercios de la cubierta superior son clásicamente abiertos, un tercio es una cabina con aire acondicionado. Un buen respiro, cuando uno quiere…

Nuestra primera parada son las Torres Petrona. Mientras tanto ya cumplieron 20 años , ¡todavía hermosas! Hace tiempo que dejaron de ser los edificios más altos del mundo, pero siguen siendo las torres gemelas más altas con una altura de 450 metros. No queremos visitarla. No sólo porque la entrada cuesta ahora más de 20 euros por nariz, sino sobre todo porque sólo puedes estar 15 minutos en la plataforma de la planta 86. Esto no es suficiente ni siquiera para mi miedo a las alturas….

Nuestro autobús continúa su camino a través del denso tráfico de la ciudad. Echamos un vistazo al Barrio Chino con un mercado interesante en la calle Petaling, al que tenemos que echar un vistazo más de cerca. También al Mercado Central.

Bukit Bintag es el antiguo distrito de diversión de moda. Como en todas las megalópolis asiáticas, todas las marcas mundiales están representadas aquí de nuevo. La vista desde el autobús es suficiente. A través de Little India – probablemente una calle con puestos de mercado – llegamos al palacio presidencial fuera del centro.

Pasamos hora tras hora en este autobús. Y todavía no hemos dejado atrás la mayoría de los puntos del recorrido. La siguiente es la plaza Merdeka, la más importante de Kuala Lumpur. Representa la independencia definitiva de Malasia en 1965, cuando se izó por primera vez la bandera nacional malaya.

Entre muchos otros lugares nos gusta el parque de pájaros. La característica especial es un aviario de 8,5 hectáreas, a través del cual se puede caminar. 3000 pájaros, más de 200 especies, viven aquí en un terreno generoso. ¡Nunca antes habíamos visto algo así!

El recorrido de este paseo dura cinco horas, sin salir del autobús. Qué bueno que hay una cabina con aire acondicionado. Sin embargo, estamos cansados muy cansados, tenemos que pensar los planes para los próximos días.

En un bar del hotel Hilton, nos tomamos una cerveza. En realidad, queríamos comer muy cerca de nuestro departamento y en el Centro comercial, hay un supermercado y un patio de comidas y decidimos cenar allí. Todo muy bueno, con pollo, arroz y sopa por menos de cuatro euros los dos. Todo lo que queda es comprar una baguette para mañana y una Heineken para esta noche – el resto paz y tranquilidad….

Al menos ese es el plan. Pero desafortunadamente, todavía no tenemos agua caliente en la ducha. La señora de la recepción nos dice que hay un interruptor adecuado para que se caliente el agua, pero nosotros no vimos nada.

Un poco más tarde nos damos cuenta de que la caja fuerte con todas nuestras cosas dentro, ya no se puede abrir. Siguiente recepcionista – no hay teléfono en el apartamento para comunicarse con la recepción, así que siempre 13 pisos abajo, 13 pisos arriba. Mandan una persona para abrir la caja, pero nos dice que no tiene más baterías. Un ingeniero vendrá mañana para eso….

 

 

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