Pünktlich um acht stehen wir in der Lobby bereit, Minuten später kommt der Bus, der uns in dreieinhalb Stunden in die durch ihre 2000 Karstberge weltberühmt gewordene Halong Bay bringt. Der Bus ist eng und voll. Natürlich gibt es einen „Erfrischungsstop“, ganz zufällig bei einem großen Shoppingcenter. Der Bus hält vorn und holt uns am Hintereingang wieder ab. Kaum jemand hat ein Tütchen dabei… Wir fahren vorbei an unendlichen Reisfeldern, die gerade abgeerntet werden. Entsprechend viele Menschen arbeiten dort.
Kaum sind wir am Schiffsableger in der Bucht angekommen, wissen wir: Alles richtig gemacht! Kurzfristig gab es die Überlegung, eine 2- oder gar 3-Tagestour zu machen. Wir hätten uns schwarz geärgert. 500 Touristenschiffe unterschiedlicher Größe und Qualität dürfen die Halong Bucht ansteuern. 300 mit Tagesgästen, 200 mit längeren Touren. Es scheinen auch alle unterwegs zu sein. Wir laufen aus dem Hafen aus, haben mittlere Sicht, aber komplettes Gegenlicht. Kaum haben wir uns mit unserem mittelprächtigen Boot von der Pier gelöst, dreht der Kahn bei und dümpelt auf der Stelle. Die 40, 50 Passagiere -wir!- werden erstmal gefüttert. Wir haben einen Fünfertisch und es gibt neben den obligatorischen Suppe Salat, Reis, einen ganzen Fisch, frittierte Hähnchenteile, Tofustückchen in Soja, Garnelen und eine Art aufgeschnittenes Eieromelett. Auch noch ein paar Frühlingsrollen, also alles reichlich und ganz gut. Nur : Die Zeit spielt gegen uns! Nach dem Essen tuckern wir Richtung Karstinseln, Ziel ist eine Höhle. 300 Stufen abwärts, 300 Stufen aufwärts. Und gedrängt voll. Juan und ich bleiben als einzige an Bord. Wie wir bald hören, eine weise Entscheidung. Nächster Anlaufpunkt ein schwimmendes Fischerdorf… Wer will und zahlt, kann entweder Kayak fahren oder sich von den Fischern in eine Lagune rudern lassen, natürlich auch gegen Kohle. Derweil kann man auf dem Ponton aber auch essen, trinken oder Souvenirs einkaufen. Letzteres kann man nun auch an Bord. 45 Minuten sind alle wieder auf dem Schiff – wir sind gleich mal dageblieben – und wir drehen noch eine Runde um das Inselchen, bevor es wieder in den Hafen geht. Erstens war das alles ganz interessant, zweitens müssen wir uns nicht fragen, ob wir etwas versäumt haben. Kurz nach acht sind wir wieder downtown und erledigt. Einmal durchatmen, ab zum Neuseeländer. Kleinigkeit essen, Bier, Bett. Buenas noches. Wahrscheinlich war Kolumbus seinerzeit am 12.10. ebenfalls erledigt…
Excursión a Halong Bay
Puntualmente estuvimos hoy a la mañana en el lobby del hotel. Minutos más tarde vino el bus que nos llevo en tres horas y media hasta la muy conocida Halong Bay con sus cerca de 2000 islas. El bus estaba lleno y era un poco estrecho y durante el viaje hizo una parada para ir al toilette, „casualmente“ en un shopping. Durante el trayecto, atravesamos muchas plantaciones de arroz que están en tiempo de cosecha, donde trabajaban mucha gente, algunos con máquinas y otros a mano. Había también muchos búfalos de agua, típicos del Sudeste asiático.
Apenas llegamos al puerto, nos dimos cuenta que habíamos apreciado bien como sería esta famosa atracción turística y haber elegido sólo un día de excursión para verla, fue lo correcto. Porque había también excursiones de dos o tres días mucho más costosas y de haber elegido esas, viendo en ese momento como estaba todo comercializado y lleno, no nos hubiese gustado.
500 barcos están autorizados a transportar gente, 300 para excursiones en el día y 200 para más días. Este lugar es para Vietnam, semejante a lo que es Iguazú para argentina.
Nosotros teníamos en el bus un guía y el nos ubicó en uno de los barcos, luego llego otro segundo grupo, éramos todos alrededor de 40 personas.
Apenas parte el barco es parte del programa comer. En nuestra mesa estaban sentados también una pareja de Singapur y una joven mujer de Francia. Nos sirven para todos y no en forma individual, sopa, arroz, ensalada, un pescado entero, tofu con salsa de soja, pedazos de pollo frito, gambas o camarónes, papas fritas y una especie de omelette cortado en pedazos. Todo muy abundante y bueno. Las cervezas o bebidas las pagamos cada uno aparte, no estaban incluidas.
Como el tiempo de la excursión es muy estrecho, se hace en 4 horas más o menos, el barco ya antes de que termináramos de comer sigue su rumbo hacia algunas de las islas con su forma tan característica. Primero hace una parada de 40 minutos, en un puerto ya preparado, donde hay una cueva en la montaña y el guía informa que tiene 350 escalones de subida y 350 de bajada hasta cuando termina. Todos se aprestan para hacer la caminata, Birgit y yo nos miramos y al mismo tiempo nos decimos, sin nosotros 🙂
Somos los únicos que nos quedamos en el barco y pronto cuando todos regresaron, sabemos que fue una sabia decisión quedarse a bordo.
El próximo rumbo es un pueblo de pescadores, en donde el que quiere y previo pago, puede practicar kayak o con unas balsas típicas de los pescadores, dar una vuelta con ellos. Al qué no le interesa, puede quedarse en el muelle con pescadores que venden bebidas y souvenirs.
Nosotros obtamos por esta última variante y luego esperamos los 40 minutos que tardo el stop en el barco tomando cerveza.
Cuando todos regresaron muertos de calor, por haber tenido que ponerse chalecos salvavidas, el barco parte nuevamente, en el tiempo restante recorre otras islas con vistas muy lindas y luego emprende el regreso al puerto.
La excursión fue interesante y linda para nosotros, disfrutamos del paisaje, sacamos algunas fotos y no hicimos todo lo planeado por el guía.
Luego de otras 4 horas de regreso, el bus nos dejo finalmente muy cansados, como era de esperarse, en el hotel.