Nachts um vier werden wir geweckt: Schneeräumer direkt vor der Tür in der Fussgängerzone. Schon allein deshalb sitzen wir kurz nach sieben im Frühstücksraum. Es gibt ein Buffet, alles da, sehr gut.
Schnee und Sonne laden ein zum Stadtspaziergang, aber schon bald zittern wir vor Kälte. Wir haben vom Hotel einen guten Plan von der Stadt bekommen, aber Wittenberg befindet sich in einer Art Baurausch: 2017, zum 500. Geburtstag der Thesen an der Kirche, will die Lutherstadt perfekt herausgeputzt sein. Na denn. Somit sehen wir das Lutherhaus auch nur andeutungsweise mit viel Plane, gucken in die Cranachhöfe an Bulldozern vorbei, sehen dafür das Melanchtonhaus von aussen. Die Schlosskirche ist unter Planen, das Luthermuseum noch zu. Und es ist wirklich kalt. In einem Tüterladen (=1-Euro-Shop) erstehe ich ein paar Handschuhe für einen Euro; die brauche ich auch.
Bald schon sitzen wir im Auto und machen uns auf den kurzen Weg nach Dessau. Nur 35 Kilometer von Wittenberg entfernt warten auf uns die hervorragend renovierten Meisterhäuser, in denen verschiedene Unternehmen und Institutionen untergebracht wurden. Auch das Bauhaus selbst ist beeindruckend. Studenten aus aller Welt lernen hier von der Kunst der Alten. Man kann übrigens in Apartments auch übernachten. Sollte man vielleicht mal machen. Weil es so fürchterlich kalt und windig ist, hält es uns nicht mehr lange.
Weiter entlang der Elbe ist Uschis nächstes Ziel Meißen. Am frühen Nachmittag kommen wir an, essen bei einem Schlachter gegenüber dem Bahnhof ein Würstchen, machen einen winzigen Spaziergang – und hauen ab.
Dresden hatten wir nicht auf dem Plan, stattdessen fahren wir entlang der Sächsischen Weinstrasse über Radebeul nach Pirna.
Trotz des grauen Himmels und der Kälte ist die Schönheit des Kalksandsteingebirges unverkennbar. Langsam wird es nun auch dunkel, und wir suchen via booking.com eine Hütte. Königstein und Bad Schwangau sind nicht wirklich vielversprechend, also weiter nach Osten. Unterwegs zur tschechischen Grenze fällt uns ein, dass Tschechien ja noch gar keinen Euro hat. Also müssen wir wohl bald Kronen aus dem Automaten ziehen (5000 Kronen = 198 Euro, also 1 Euro = 25 Kronen). Direkt hinter der Grenze, in einem wunderschönen Gelände aus Bergen und Fluss gelegen, gibt es einen kunterbunten Chinesenmarkt, auf den wir allerdings überhaupt keine Lust haben. Zu kalt, zu spät, zu dunkel. Wir brauchen ausserdem Benzin und ein Dach über dem Kopf. Die Tankstelle ist schnell gefunden. Hier stehen fast nur Deutsche an – der Preis von 1,09 Euro ist fast 40 Cent günstiger als jenseits der Grenze.
Ein Bett hoffen wir in Decin zu finden. Direkt am Marktplatz thront die Krone Tschechiens. Zum ersten Haus am Platze gehört auch ein Restaurant. booking.com kennt den Laden nicht, also gehe ich fragen. Das Doppelzimmer mit Frühstück kostet 34,50. Die Zimmer sind modern eingerichtet, Wifi, Flachbildschirm. Die nette Dame an der Rezeption bittet uns, möglichst früh zu essen, der Koch würde gern gegen acht nach Hause gehen. Also sitzen wir viertel nach sieben in einem pompösen Restaurant, mutterseelenallein unter Kronleuchtern und Stuck. Wir trinken Budweiser und essen böhmische Spezialitäten – alles sehr schön und ungeheuer günstig. Wir hatten keine Ahnung, dass die tschechische Republik so günstig ist… Kurz gucken wir noch mal über den Marktplatz, dann beenden wir den Tag bei deutschem Fernsehprogramm in der Krone.
Luego de Wittenberg, seguimos siempre cera del río Elbe
A la mañana siguiente, cerca de las cuatro de la mañana, nos despierta el ruido de las máquinas que limpian la nieve de la calle peatonal donde esta nuestro hotel. Por ese motivo, nos sentamos apenas pasadas las siete de la mañana en el comedor del hotel para tomar el desayuno. Hay un bufe, muy completo y bueno.
El sol y la nieve invitan a dar un paseo por la ciudad, pero hace mucho frío y enseguida estamos temblando. En el hotel nos dieron un buen plano de la ciudad, Wittenberg se encuentra realizando en este momento las remodelaciones planeadas para los festejos de 500 años de la iglesia protestante, en el 2017 estará seguramente radiante y remodelada. Por eso cuando visitamos la casa de Martin Lutero, la tuvimos que ver cubierta con lonas de protección, grúas y excavadoras alrededor 🙁 , lo mismo ocurrió con la iglesia del castillo y el museo de Lutero estaba cerrado. Hacia mucho frío, Birgit se compro en „1 Euro-Shop“ un par de guantes por 1 €, era necesario.
Mas tarde estábamos ya sentados en el auto con rumbo a Dessau. En esa ciudad que esta solo a 35 kilómetros de Wittennberg, visitamos las casas modelo de la Bauhaus y también el edificio original y renovado de la cede o escuela de la Bauhaus. Estudiantes de todo el mundo, están estudiando aquí, la herencia de los grandes diseñadores y artistas fundadores de la escuela.
Para los visitantes o turistas hay hasta departamentos que se pueden alquilar durante el tiempo de visita.
Nosotros después de una corta visita y de tanto frío, optamos por seguir con nuestro viaje.
Siempre cerca del río Elbe, le dimos a „Uschi“, (así llamamos a nuestro GPS), un nuevo rumbo: Meißen. Llegamos cerca del medio día, comimos algo, hicimos un paseo corto y seguimos el viaje .
Cruzamos Dresden, que esta vez no estaba en nuestros planes. Preferimos viajar por la zona donde esta la ruta del vino de Sajonia, pasando por Radebeul y Pirna. A pesar del frío y de lo gris del cielo, pudimos apreciar la belleza de la costa calcárea, de cerca 100 metros de altura sobre el río Elbe, en alemán: „Kalksandsteingebirge“.
Empezaba ya a oscurecer y era hora de buscar en Booking.com, donde pasaríamos la noche.
Königstein y Bad Schwangau las dos ciudades más próximas no nos convencieron y seguimos hacia el este.
En camino, ya muy cerca de la frontera con la República Checa, nos damos cuenta que allí no tienen euros como moneda. En un automático cambiamos 198 euros por 5000 coronas checas, cerca de 25 coronas por euro.
Apenas pasamos la frontera, al lado de un pequeño río y entre la montaña, encontramos un mercado chino, pero decidimos no mirarlo ya que estaba oscuro, hacia frío y faltaban las ganas. Además teníamos que ponerle combustible al auto y buscar un hotel. En la estación de servicio eran la mayoría alemanes, ya que el litro de nafta cuesta aquí 1,09 euros y del otro lado dela frontera 40 centavos más.
Una habitación esperamos encontrar en Decin. Directamente en la plaza de la ciudad encontramos el hotel „Krone Tschechiens“ que tiene un restaurante al lado. La habitación cuesta 34,50 euros con desayuno incluido y es muy moderna con todo lo que tiene que tener, incluido el wifi y tv de pantalla plana. En la recepción nos informa una mujer muy amable, que nos conviene ir a comer al restaurante temprano ya que el cocinero se va a las 20 horas. A las 19.15 estamos sentados en el restaurante, solos y pedimos especialidades de la región con cerveza Budweiser, todo muy bueno a precios increíblemente baratos. Nosotros no teníamos idea que en la República Checa era todo mas barato.
Mas tarde caminamos un poco por la plaza y terminamos el día en el hotel, mirando televisión con programas alemanes.