Transsib 2018 – Irkutsk auf grüner Linie

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Texto en español🇦🇷
Wie bitte? Vier Grad minus am morgen in Irkutsk? Der Himmel ist knallblau, die Wohnung warm, aber draussen lauert die Kälte. Juan weigert sich, eine angebotene Leggings auch nur zu probieren. Ich hätte es doch vielleicht gar nicht verraten! Naja, dann wird eben gefröstelt.

 

Wir haben uns ohnehin vorgenommen, heute nur einen kleinen Rundgang zu machen. Aber kann man uns da trauen? Als Erstes müssen wir mal ins Tourist Office. Das ist höchstens zwei Kilometer entfernt und von dort aus kann man ja mal die Strassenbahn nehmen. Auf dem Weg dahin bittet ein sibirisches Dreiergespann, dass Juan ein Foto vor einem 2.Weltkriegs-Panzer macht. Zumindest einer von ihnen könnte den Krieg noch erlebt haben. Aber er scheint gegen Deutsche nichts mehr zu haben.

 

Vorbei an wunderschönen, teilweise aber auch mächtig angefressenen Holzhäusern, für die Irlutsk berühmt ist, kommen wir dann tatsächlich zur Tourist Information. Da sitzt ein junges, gut englisch sprechendes Frollein und verschenkt Karten, in denen eine grüne Linie eingezeichnet ist. Folgt man dieser, sieht man das wichtigste der Stadt. Gegenüber lümmelt ein Mann, der zuhört, wie sie uns für die Statistik nach unserer Herkunft fragt. Ein Uruguayer mit argentinischem Pass. Man plaudert ein bisschen, lacht und erzählt sich von Reisen. Unser neuer Bekannter ist seit Jahren mehr oder weniger unterwegs und froh über seinen Pass: Als Argentinier braucht er weder in Russland, noch in irgendeinem anderen Sowjetstaat ein Visum. Auch schön. Wir verabreden uns sehr lose für morgen zu einer City Tour per pedes. Mal gucken, ob wir das hinkriegen.

 

Weil uns Strassenbahn Nr. 3, mit der man einen prima Zirkel um die Altstadt fahren kann, vor der Nase wegfährt, gehen wir halt ein Stück zu Fuss. An der Ulitza Karla Marxa (ja, Tatjana, Genitiv…) müssen wir uns entscheiden, denn hier kommt erstmals die grüne Linie in Sicht. Folgen oder nicht? Man ahnt es schon: wir folgen. So kommen wir an die Angara, den breiten Fluss, der im Baikalsee entspringt. Eine breite Promenade führt am Ufer entlang – schön! Nach einem Triumphbogen zum 350. Geburtstag der Stadt und einem eindrucksvollen Denkmal, das den hübschen kosakischen Stadtgründer zeigt, besichtigen wir die erste Kirche: die Erlöserkirche mit ihren Fresken an der Fassade. Es folgt die Kirche zur Kreuzerhöhung aus dem 18. Jahrhundert, deren Architektur fast ein bisschen buddhistisch wirkt, die aber natürlich russisch-orthodox ist. Da die katholische Kirche der einst hierher verbannten Polen gerade renoviert wird, marschieren wir gleich weiter zu einem beeindruckenden Platz.

 

Vor dem typisch russisch-stalinistischen Verwaltungsbau aus den 1930er Jahren entdecken wir die goldene Kuppel auf einer niedlichen Kapelle. Wir lernen: Genau hier hat einmal die schönste, grösste, wichtigste Kathedrale der Stadt, die „Kathedrale zur Ikone der Gottesmutter von Kasan“, gestanden. 1932 wurde sie von den Sowjets gesprengt und mit den Resten der Platz gepflastert. Das Kapellchen von 2000 bedeutet so etwas wie „’schuldigung, war nicht so gemeint!“

 

Ganz anders als in Novosibirsk begegnen wir in Irkutsk überall historisch interessanter Architektur, entdecken schöne Bauwerke und bestaunen vor allem die Schönheiten aus Holz, in denen schon die Dekabristen gewohnt haben. Das waren politisch Abtrünnige, die Anfang des 19. Jahrhunderts als Staatsverbrecher hierher für 30 Jahre in die Verbannung geschickt wurden. Die jungen Adligen hatten revolutionäre Freiheitsideen aus Frankreich mitgebracht und sich dadurch massiv den Zorn des Zaren zugezogen. Ohne die Dekabristen wäre Irkutsk wohl nicht das geworden, was es heute ist: ein Kulturzentrum mit Universitäten, Theatern, literarischen Zirkeln und vielem mehr. Das hatten schon die Dekabristen, bzw. ihre fürstlichen Frauen, die freiwillig mit in die Verbannung gegangen waren, initiiert.

 

Der ganze Ort atmet Geschichte, wir haben trotzdem Hunger. Auf der Karl-Marx-Strasse stehen wir wie anwurzelt vor einem Schild: „Bier Haus.“ Bitte? Natürlich stürzen wir hinein, finden im Gewölbe ein nachempfundenes Weiss-ich-auch-nicht-was-Etablissement und bestellen bei einer Bezopften im Dirndl Bier aus dem Hofbräu zu München. Dazu hausgemachte Würste, was natürlich verwegen ist. Bier gut, Würste jessesmaria. Aber natürlich lachen wir darüber, dass wir den weiten Weg im Zug von Helsinki bis Irkutsk gekommen sind, um in einem blöden Keller auf der Karl-Marx-Strasse jämmerliche Würstchen zu essen und bayrisches Bier zu trinken… Das muss uns auch erst einmal jemand nachmachen.

 

Anschliessend ist wirklich Zeit für eine Siesta. Mal sehen, ob Bus oder Bahn fahren. Wir kümmern uns nicht richtig, deshalb stehen wir auch schon bald im Central Park der Stadt, der gerade neu angelegt wird. Das Kirchlein auf der Anhöhe gucken wir nur aus der Entfernung an. Mehr wäre zu viel für heute. Unter Vermeidung des übelsten Matsches kommen wir endlich wieder mit brennenden Füssen in unsere Wohnung. Unter zehn Kilometern – heute wieder fast 14 – machen wir es ja nicht!

 

¿Como?, ¿cuatro grados bajo cero hoy a la mañana en Irkutsk? El cielo es de un azul profundo, el departamento está caliente, pero afuera muy frío. Juan no aceptó probarse unos leggings míos, no lo tendría que contar, entonces se congelará

Hoy hemos planeado hacer sólo un pequeño tour. ¿Pero se puede confiar en nosotros? Lo primero que tenemos que hacer es ir a la Oficina de Turismo. Está como máximo a dos kilómetros y desde allí se puede tomar el tranvía. En el camino, un grupo siberiano de tres personas le pide a Juan, si puede tomarles una foto frente a un tanque de la 2ª Guerra Mundial. Al menos uno de ellos podría haber experimentado la guerra. Pero parece que ya no tiene nada en contra de los alemanes.

Pasando por numerosas casas de madera, algunas en muy mal estado, por la que Irkutsk es famosa, llegamos a la Oficina de turismo, allí se sienta una joven rusa, que habla bastante bien inglés y nos regala un mapa donde está marcada la línea verde pintada en las veredas, con la cual siguiéndola se puede ver lo principal de la ciudad. Enfrente hay un hombre sentado, que nos escucha hablar y nos pregunta de donde somos. Es un uruguayo con pasaporte argentino. Hablamos un poco con el, nos reímos y contamos algo sobre viajes. El aparentemente está viajando desde hace años o viaja a menudo y está contento con su pasaporte, nos cuenta que el como argentino no necesita visado en Rusia. Hacemos una cita para mañana para hacer un tour a pie por la ciudad. Vamos a ver si lo podemos hacer.

Porque el tranvía nº 3, con el que se puede dar una vuelta por el casco antiguo, se aleja delante de nuestras narices, caminamos un poco. En la Ulitza Karla Marxa tenemos que decidir, porque aquí se ve por primera vez la línea verde marcada en la vereda. ¿La seguimos o no? La respuesta se puede predecir, la seguimos. Así llegamos al Angara, el ancho río que nace en el lago Baikal. Un amplio paseo marítimo conduce a lo largo de la orilla – hermoso! Después de un arco triunfal por el 350 aniversario del nacimiento de la ciudad y un impresionante monumento que muestra al fundador de la ciudad cosaca, visitamos la primera iglesia: la Iglesia del Redentor con sus frescos en la fachada. Después viene la Iglesia de la Exaltación de la Cruz del siglo XVIII, cuya arquitectura es casi budista, pero por supuesto ortodoxa rusa. Como la iglesia católica de los polacos exiliados está siendo renovada, nos dirigimos a una plaza impresionante.

Frente al típico edificio administrativo ruso-estalinista de los años 30, descubrimos la cúpula dorada de una bonita capilla. Aprendemos: Aquí se encontraba la catedral más bella, más grande e importante de la ciudad, la „Catedral del Icono de la Virgen de Kazán“. En 1932 fue volada por los soviéticos y pavimentaron con los restos la plaza. La capilla pequeña del año 2000 fue hecha como una disculpa de lo ocurrido.

A diferencia de Novosibirsk, Irkutsk está llena de arquitectura de interés histórico, bellos edificios y hermosas casas de madera en donde habían vivido los Decabristas. Estos fueron políticos que fueron enviados aquí durante 30 años como criminales de Estado, a principios del siglo XIX. Los jóvenes nobles habían traído consigo ideas revolucionarias de libertad de Francia y por lo tanto, habían provocado la ira masiva del zar. Sin los Decabristas, Irkutsk probablemente no se habría convertido en lo que es hoy: un centro cultural con universidades, teatros, círculos literarios y mucho más. Los Decabristas y sus esposas, que se habían exiliado voluntariamente con ellos, ya lo habían iniciado entonces.

Todo el lugar en donde estamos, se respira historia, pero nosotros tenemos hambre.
En la calle Karl-Marx-Strasse estamos parados frente a un letrero que dice „Bier Haus“ Casa de la Cerveza. ¿Qué es eso? nos preguntamos y por supuesto, nos zambullimos escaleras abajo en el sótano, donde encontramos una sala abovedada y decorada como muchos locales de cerveza en Múnich. Pedimos cerveza autentica del Hofbräu de Múnich y salchichas caseras con mucha valentía. La cerveza está buena, las salchichas mejor olvidar. Pero por supuesto nos reímos pensando que vinimos desde Helsinki hasta Irkutsk para terminar comiendo unas miserables salchichas con cerveza de Baviera en una bodega falsa en Karl-Marx-Strasse..😂😂

Luego pensamos, que es tiempo para una siesta. Veamos si hay un autobús o un tranvía para regresar. No encontramos nada y caminando llegamos finalmente al Parque Central de la ciudad, que actualmente está siendo remodelado. Sólo miramos la pequeña iglesia de la colina desde lejos. Más sería demasiado para hoy. Tratando de evitar el barro en el camino por la remodelación del parque, finalmente regresamos a nuestro apartamento con los pies doloridos. Al comenzar, nos dijimos hacer mucho menos de diez kilómetros – hoy de nuevo casi 14 km.

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