Pingyao gestern und heute

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Heute morgen hängt der Smog nicht ganz so tief über dem Ort, es scheint sogar ein bisschen Sonne durch die gelblichen Schwaden. Nach einem kleinen Frühstück mit Toast, Spiegelei, Obst und gutem Kaffee machen wir uns auf, Pingyao ein bisschen genauer unter die Lupe zu nehmen.

Es ist Sonntag und einiges los in den Straßen und Gassen der Altstadt, die im 14. Jahrhundert errichtet wurde. Übrigens wurde dieses gut erhaltene Vorbild traditioneller Architektur aus der Han Dynastie 1997 von der UNESCO in die Liste des Weltkulturerbes aufgenommen.
Also nix Disney!  Kultur, in die wir an fast jeder Ecke eintauchen.

Der Ort zeigt nachvollziehbar, wie sich der architektonische Stil und die Städteplanung in fünf Jahrhunderten geändert haben. Interessant zu beobachten, wie schräg gegenüber unseres Hotels ein neues Bauwerk im Stil des 17. Jahrhunderts entsteht. Handwerker arbeiten hier ganz traditionell; wahrscheinlich wird letztlich ein luxuriöses Hotel aus dem Objekt.

Je mehr wir uns hier umsehen, desto mehr beschleicht uns die Ahnung, dass auch dieser Ort einmal ein ähnliches Schicksal wie Marrakech erleiden wird. Noch gibt es bezahlbare Hotels und Gasthäuser, aber die Planzeichnungen für ein Resort (!), die wir an einer Baustelle finden, beinhalten bereits einen luxuriösen Pool. Je mehr Chinas Mittelschicht – und 95 Prozent der Touristen hier kommen aus dem Reich der aufgehenden Sonne – wächst, desto größer wird auch der Wunsch nach Luxus. Man sieht es ja längst an anderen Orten des Landes. Inwieweit das Ursprüngliche auf der Strecke bleibt – man wird sehen.

Noch gibt es in Pingyao viel Historisches und wirklich Antikes zu sehen. Auch wenn der Großteil der Fassaden bereits restauriert wurde – dahinter tobt das Mittelalter, allerdings überall mit wifi.

Pingyao hatte sein Bedeutung und eine landesweite Vormachtstellung im Bankwesen. Mit der Kulturrevolution 1911 verloren die Finanzhäuser allerdings an Bedeutung und der Ort verblich mehr und  mehr gegen Shanghai und Guangzhou als neue Metropolen.

Die altertümliche, jedoch sehr lebendige Stadt ist von der längsten, vollständig erhaltenen Stadtmauer aus der Ming-Zeit umgeben. Natürlich klettern wir hinauf und gucken uns den Ort einmal von oben an. Es ist wirklich eine kleine Zeitreise und wir sind froh, dass wir den Schlenker nach Pingyao gemacht haben, bevor es wieder in eine Megacity geht.

Die historisch gewachsene Altstadt ist nahezu komplett erhalten, die verschwenderisch ausgestatteten Herrenhäuser, vor allem aber die Tempel sind absolut sehenswert. Mit einer Eintrittskarte, die man für 120 yuan kaufen kann und die drei Tage gültig ist, darf man Vieles besuchen und bestaunen.

Sehr schön ist der Konfuziustempel mit seinen Nebengebäude und verschiedenen Ebenen. Besonders erstaunlich ist die Ruhe, die trotzdem quirligen Altstadt in den Höfen des Tempels herrscht. Man versinkt ein bisschen in einer ganz anderen Zeit. Es würde einen nicht wundern, wenn plötzlich die Kaiserlichen um die Ecke schössen!

Das tun sie natürlich nicht. Wir verlaufen uns noch ein bisschen im Gewusel der Gassen, finden aber dank halbwegs gutem Orientierungssinn (und maps.me) zurück zum Hotel. Eine kleine Siesta für den Kopf und die Füße, später wollen wir uns noch einmal ins Getümmel stürzen. Oder auch nicht. Ist ja doch alles ein bisschen anstrengend…

 

Esta mañana el smog no cuelga tan profundo sobre la ciudad, incluso brilla un poco de sol a través de las franjas de nubes amarillentas. Después de un pequeño desayuno con tostadas, huevo frito, fruta y un buen café, partimos para ver más de cerca a Pingyao.

Es domingo y hay mucho que hacer en las calles y callejones del casco antiguo, que fue construido en el siglo XIV. Por cierto, este modelo bien conservado de arquitectura tradicional de la dinastía Han fue incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997.
¡Así que nada de Disney! Cultura en la que nos sumergimos en casi todos los rincones.

El sitio muestra cómo el estilo arquitectónico y la planificación urbana han cambiado en cinco siglos. Es interesante observar cómo se está construyendo un nuevo edificio al estilo del siglo XVII en diagonal frente a nuestro hotel. Los artesanos trabajan aquí muy tradicionalmente; al final el objeto se convertirá probablemente en un lujoso hotel.

Cuanto más miramos a nuestro alrededor, más nos damos cuenta de que este lugar sufrirá un día un destino similar al de Marrakech. Todavía hay hoteles y casas de huéspedes con precios accesibles, pero los planes del resort (!) que encontramos en un cartel de una obra en construcción ya incluyen una lujosa piscina. Cuanto más crece la clase media de China -y el 95 por ciento de los turistas aquí provienen del reino del sol naciente-, mayor es el deseo de lujo. Se puede ver en otras partes del país. Hasta qué punto lo original se perderá con el tiempo, ya se vera.

Todavía hay mucho que ver en Pingyao que es histórico y realmente antiguo. A pesar de que la mayoría de las fachadas ya han sido restauradas – detrás de ellas la Edad Media vive todavía, pero en todas partes con wifi.

Pingyao tenía su importancia y una supremacía a nivel nacional, en la banca. Con la Revolución Cultural de 1911, sin embargo, las instituciones financieras perdieron su importancia en relación a Shanghai y Guangzhou como nuevas metrópolis.

La antigua pero muy animada ciudad está rodeada por la muralla de la época Ming, la más larga y mejor conservada. Por supuesto que subimos y miramos el lugar desde arriba. Realmente es un viaje corto a través del tiempo y estamos contentos de haber hecho el desvío a Pingyao antes de volver a una megalópolis como Shanghai.

El casco histórico se conserva casi en su totalidad, las mansiones lujosamente amuebladas, pero sobre todo los templos son dignos de ser visitados. Con un billete de entrada que se puede comprar por 120 yuanes y que tiene una validez de tres días, se puede visitar y maravillarse de mucho.

Muy bonito es el templo de Confucio con sus dependencias y varios niveles. Especialmente sorprendente es la tranquilidad que, sin embargo, prevalece en el animado casco antiguo de los patios del templo. Te hundís un poco en un tiempo completamente diferente.

Nos perdemos un poco en el bullicio de los callejones, pero gracias a un buen sentido de la orientación (y maps.me) encontramos el camino de vuelta al hotel. Una pequeña siesta para la cabeza y los pies, después queremos volver al gentío de las calles principales de la ciudad. O no! Veremos, estamos un poco agotados.

 

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