Unsere nette Wirtin in Federación hat einen Hang für alles Chinesische: Lämpchen, Zeichnungen und drei tätowierte Schriftzeichen auf dem Handgelenk, die für ihren Namen Irene stehen. Wollen mal hoffen, dass es nicht doch Hühnersuppe heißt. In China war Irene noch nie, will sie auch gar nicht. Und sie hat zwei Töchter in Buenos Aires, die von ihrer internationalen Schule einen Schüleraustausch nach Deutschland gemacht haben. Einen ganzen Monat lang. Aber wo die waren, daran kann sich Irene beim besten Willen nicht erinnern. Auf jeden Fall hat sie ihre Pension gut in Schuss, alles sauber, alles gut. Wie wir hat auch sie das Fußballspiel Argentinien gegen Mexiko nicht gesehen. Es begann um 23:30, da haben wir längst geschlafen. 2:2 war übrigens das Ergebnis, lese ich in der Zeitung.
Wir laufen noch ein bisschen durch den Ort, in dem erwachsene Menschen im Bademantel und mit Adiletten über die Avenidas schlendern. Gäste der Thermen, denen ihr Aufzug völlig piepe ist. Der Weg von den Thermen zu den zahllosen Unterkünften ist ohnehin nie weit.
Gegen elf sitzen wir wieder im Auto, die Colonia Alemana, 40 km nördlich, scharf im Auge. Im Almacen La Alemana wollen wir frühstücken. Ich denke so an gebuttertes Schwarzbrot mit Tilsiter Käse – Juan wäre sofort dabei. Überall auf der Straße gibt es Hinweise auf die Deutschen, die wohl vor 100 Jahren hergekommen sind. Je näher die Kolonie rückt, desto massiver die Werbung.
Und richtig: Auf der gegenüberliegenden Seite winkt uns ein seppelnder Pappkamerad in Krachledernen zu. Das Ganze ist ein Rausch in Schwarzrotgold. Und: geschlossen. Cerrado el miércoles. Immer mittwochs. Wir werden nie erfahren, ob es hier Schwarzbrot und Tilsiter gibt, aber wir werden es verschmerzen und hauen schnellstens ab nach Nordosten. Beim Anblick dieses Unternehmens bin ich froh, dass wir mit kanadischen Kennzeichen unterwegs sind.
Zunächst fahren wir immer auf der gut ausgebauten Straße 14, auf der wir in einem Truckstop dann auch frühstücken: Baguette mit Schnitzel, Tomate und grünem Salat. Eine Truckerportion, für uns nicht zu bewältigen. Aber ein lustiger Laden, ausschließlich von Fernfahrern frequentiert und entsprechend schlicht. Gefällt uns gut. Dass sie kein Wasser mit Gas haben, macht nix. Dafür gibt es Soda aus einer Flasche, die wahrscheinlich schon in der benachbarten Autowerkstatt für irgendetwas ganz anderes zum Einsatz gekommen ist. Man sollte wirklich nicht so zimperlich sein 🙂
Bald müssen wir den Highway verlassen und auf der Straße 119 die letzten 100 Kilometer nach Mercedes, unserem letzten Stop vor den Esteros del Ibera, fahren. Hier bekommen wir einen ganz hervorragenden Eindruck von Schlaglöchern und deren notdürftiger Reparatur. Auf einer wie mit dem Lineal gezogenen Ruckelstrasse passieren wir riesige Felder, Estancien, Rinder, Pferde, Schafe. Großartig. Und Beweisführung dafür, dass die Erde eine Scheibe ist. Ganz, ganz platt. Manchmal wiegen sie uns ein-, zweihundert Meter mit einer hervorragenden Straße in Sicherheits, aber dann macht es ganz sicher wieder „rrrrrrums“. Schlagloch. Juan fährt meisterlich Slalom, aber bei Gegenverkehr muss man manchmal einfach durch…
Komplett durchgeschüttelt reiten wir in Mercedes ein. 28 Grad um vier Uhr nachmittags. Das erste Hotel, das seinen Namen verdient (es gibt hier Grottenhütten!), ist unseres: Für 700 Pesos, also 70 weiße, 50 blaue Dollars und damit ungefähr 45 Euro inkl. Frühstück checken wir ins Recova ein. Wieder überzeugend: der nachts verschlossene Parkplatz auf dem Hinterhof. Wenn dieses Haus hier 4 Sterne hat (so steht es geschrieben), möchten wir keinen Einsterner erleben. Aber ist ja nur für eine Nacht, morgen werden wir wohl zelten. Und heute später auf der Plaza was essen und ein bisschen durch den Ort schlendern. Gemächlich, versteht sich…
Mercedes, Corrientes
Dormimos muy bien en el apartamento en Federación, nos despertamos cuando el sol estaba saliendo sobre la laguna, nos hicimos café en nuestra cocinera y luego nos preparamos para partir en dirección a Mercedes, Corrientes. La gordita Irene dueña del hotel estaba intrigada con la patente de nuestro auto y me pregunto si eran de USA, cuando le dije que eran de Canadá y que un francés nos había prestado el auto, sin explicarle más detalles, se quedo fascinada y cuando le conté que Birgit era alemana, nos empezó a contar que tenía dos hijas en Bs As que habían estudiado en el colegio Lasalle alemán y hecho un intercambio y las dos habían visitado Alemania. Después se puso a hablar con Birgit sobre China, porque a ella le gustaba el horóscopo chino y nos mostró un tatuaje en el brazo que se había hecho, con su nombre Irene en chino, por lo menos así lo creía ella 😊.
Quince minutos más tarde partimos desde el hotel en dirección Mercedes en Corrientes. Cada medio kilómetro, vimos un cartel sobre una colonia Alemana que nos intrigaba y queríamos saber de que se trataba, estaba a cerca de 28 km. de Federación sobre la ruta 14. Cuando nos acercábamos los carteles eran mas grandes y ofrecían fiambres y quesos artesanales, el cartel de la carretera indicaba un desvío de ripio en dirección a la colonia Alemana, pero luego de hacer unos 3 km nos dimos cuenta que ese camino iría a la colonia Alemana pero no al que ofrecía sus productos en sus carteles. Volvimos a la ruta 14 y luego de un km apareció el comerciante alemán todo decorado con los escudos de las provincias alemanas y las argentinas, con una figura de un alemán en pantalones cortos de cuero como los de Baviera y un cartel que aseguraba que todo lo que se vendía u ofrecía era hecho por auténticos colonos de la colonia alemana. Lamentablemente era miércoles y ese día era su día de descanso y estaba cerrado. Aparentemente vivía al lado del negocio y estaba arreglando su jardín impecable como buen alemán. Birgit no podía creer lo que veía aquí directamente sobre la ruta 14 bien al norte de Entre Ríos 😊.
Más adelante pasamos la frontera entre Entre Ríos y Corrientes casi sin darnos cuenta porque no había ningún cartel indicándolo. Los campos se fueron transformando en solo ganaderos muy extensos y llenos de árboles muy bajos, seguramente buenos para sombra del ganado.
Como eran ya las dos de la tarde, paramos para comer en una estación de servicio llena de camiones la mayoría de Paraguay, en donde había un restaurante muy simple y pedimos dos sándwiches de milanesa que resultaron buenos y muy abundantes a precios cincuenta por ciento menos que en Bs As.
Luego seguimos, pasamos por un control policial y como siempre nos hicieron señas para que sigamos, según Birgit tienen miedo de la patente exótica que tiene el auto😊. Al llegar a la intersección de la ruta 14 en dirección a Paso de los Libres y la ruta 119 dirección Mercedes, nuestro GPS no tenía registrado el nuevo cruce y tuvimos que volver 3 km. para retomar la 119, que luego de algunos km. en muy buen estado, se transformó, casi todo el trayecto hasta Curuzú Cuatiá y Mercedes en una ruta llena de pozos y por momentos intransitable.
Mercedes resultó ser lo que me imaginaba, una ciudad chica del campo, con una plaza vieja un casino con el mejor hotel y alrededor casas viejas y negocios que ya no existen mas por lo menos en Bs As. Con un solo restáurate o parrilla sobre la plaza fuera del casino, por supuesto también la Iglesia con su colegio a un lado de la plaza.
Sin muchas ganas de buscar hotel, preguntamos en uno que vimos y por precio y la posibilidad de guardar el auto seguro en un estacionamiento propio, nos pareció razonable y lo tomamos, se llama Recova y juega a ser de cuatro estrellas, pero deben ser estrellas solamente dadas en Mercedes😂, no obstante fue una buena elección.
Mas tarde caminamos las cinco cuadras que separan el hotel de la plaza para cenar en la única, aparentemente parrilla de Mercedes.
Mañana nos espera un duro camino de 120 km, por ripio y tierra hasta Colonia Carlos Pellegrini en medio de los Esteros del Iberá
Das Bild von Dir am Laptop mit dem Vino daneben ist zu und zu entzückend. 🙂
livin‘ la vida loca:-)