Brasiliens deutscher Süden

 

Es ist kurz nach acht und nach einem kleinen Frühstück noch ruhig genug im Ort, um sich in Camboriu noch mal kurz umzugucken. Es bleibt dabei: Das ist nicht unser Ort. Schlimmer als Cancun und Miami Beach zusammen. Doch nur ein paar Kilometer weiter, in der nächsten Bucht südlich, sieht es schon wieder ganz anders aus. Kein einziges Hochhaus, ein schönes, relativ teures Hotel am Strand, ein paar Angler. Das gibt Hoffnung! Die wird in Itapema, dem nächsten Ort, dann auch gleich wieder zerstört. Hier versucht man offenbar, mit Camboriu in Konkurrenz zu treten.
Kurz überlegen wir, Blumenau einen Besuch abzustatten. Aber was wollen wir dort? Eine 500 000-Einwohnerstadt, viele Menschen mit deutschen Wurzeln, wohl ein bisschen Fachwerk und Holdriho. Brauchen wir das ? Eher nicht.
Weiter geht’s nach Süden, nach Florianopolis. Aus irgendeinem Grunde bin ich immer davon ausgegangen, es handele sich hier um ein Reissbrettprodukt, vergleichbar mit der Hauptstadt Brasilia, eben nur am Meer. Ganz, ganz falsch.
Florianopolis ist eine Insel, über eine Brücke mit dem Festland verbunden. Vielleicht 80, 100 Kilometer lang und für Südamerika ein Gerienparadies. Die Stadt Florianopolis erinnert mit ihrer Lage und Architektur ein bisschen an Palma de Mallorca, natürlich wieder mal viel, viel größer. Die Strände im Norden, die wir bisher gesehen haben, sind überwiegend vollgestellt mit Apartmenthäusern, zwischendurch Restaurants, Spuvenirs, Supermärkte für all die Selbstverpfleger. Wieder sucht  uns der Alptraum der Hochsaison ein: all die Autos, die heute, am Sonntag, auf dem Rückweg einen langen Stau bilden, sind nur ein Vorgeschmack dessen, was hier im Sommer los ist.
Wir haben erst einmal Hunger und essen direkt am Meer ein bisschen frischen Fisch. Der Kellner kann es nicht fassen, dass wir keinen Caipirinha als aperitivo haben wollen, also opfere ich mich. Ein wirklich wunderbarer Drink. Zwar ist der Himmel bei 29 Grad bedeckt, aber ein Caipi macht Sonne 🙂 Wir finden parallel dazu über booking.com unsere nächste Bleibe, weil wir von der Straße erstmal genug haben. Im Hotel Porto Sol gibt’s 4 Sterne und ein ordentliches Zimmer für rund 35 Euro inkl. Frühstück, den Blick aufs Meer und ein paar ruhige Stunden.
In unserem Hotel ist jetzt, in der Nebensaison, alles geschlossen. Unser Voncierge empfiehlt das Plaia Norte – super. Leider immer ausgebucht…. Aber wir dinieren hier unter freiem Himmel direkt am Strand fröhlich und schräg: Es gibt Shrimps mit Knoblauch in Olivenöl, dazu Caipirinhas. Jeder zwei:-) Das hat zur Folge, dass wir uns sogar noch ein Dessert gönnen – Schokoladen-Malheur, eine Art Brownie mit flüssiger Schokolade, und karamellisierte Bananen. Jeweils mit Eis. Hach!
Morgen müssen wir mal den Süden erkunden – vielleicht finden wir etwas für ein Wöchelchen oder so. Am liebsten direkt am Strand, mit Balkon oder Terrasse und unverdautem Blick – und einem Waschsalon in der Nähe. Wird mal wieder Zeit…
Hasta Florianopolis
Después del desayuno es apenas pasadas las 8 y media de la mañana y en is ciudad está tranquilo, como para hacer un reconocimiento por la calle de la playa y tener una mejor opinión que ls de anoche. La bahía es realmente espectacular pego la distancia desde los edificios es tan estrecha, que como me informo Anel deben hacer sombra a la playa. Nosotros seguimos on nuestra opinión, no es nuestra playa.
Cuando salimos tomamos un camino de las playas y no vamos pilla autopista   Y a los picos km encontramos otra playa totalmente distinta , muy tranquila con algunos pescadores y un solo hotel  un lugar ideal para quedarse y esta a solo diez minutos de Camboriu.
Un poco más lejos esta el balneario de Itapema y se nota que es la competencia con Camboriu, también todo edificado con grandes edificios.
En ese momento pensamos en que podríamos visitar Blumenau, una ciudad de 500 mil habitantes donde una gran mayoría tiene antepasados alemanes, hay edificios en estilo alemán y mucha música de Babaría, pero luego desistimos, no somos esos turistas que quieren ver todo lo que tiene que ver con Alemania.
Seguimos para el sur hasta Florianopolis. A Birgit ese nombre la desconcierta y ella lo asocia con una ciudad como Brasilia, hecha un poco artificial. Pero Florianopolis como todos en Sudamérica saben es una isla de unos 80 km de largo, unida al continente por un puente y asociada con turismo por sus lindas playas. A los dos la ciudad Florianopolis, que se desarrolla a los lados del puente, nos parece parecida un poco a Palma de Mallorca, tal vez mas grande.
El norte de la isla donde están las playas de Jureré, Canasvieiras y los Ingleses, son bastante turísticas, con edificios de departamentos, no tan altos como en Camboiru o Itapema, supermercados y negocios de souvenirs.
Cuando fuimos recorriendo estas playas en ese orden, era domingo y había bastante actividad y al final de los Ingleses también algunos embotellamientos del tráfico. Que nos hacían pensar lo que sería aquí en pleno verano o temporada. Con era el principio de la tarde, nosotros nos buscamos un restaurante directamente a la playa y comimos pescado, también nos sirvió para buscar un hotel por internet in Booking. Encontramos un hotel bastante bueno llamado Porto Sol, por 40 dólares y pensamos mañana seguir hacia el sur, donde tal vez  encontramos algo para quedarnos una semana en una playa tranquila.
La habitación era linda y tenía vista al mar. Estuvimos tranquilos leyendo o escribiendo un par de horas allí. En la noche el hotel como estábamos en temporada baja, no tenía el restaurante trabajando, nos recomendó para cenar algo un hotel que estaba a 50 metros y tenía un restaurante.
Mañana veremos que encontraremos, también necesitamos una lavandería bastante urgente☺️

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