Wind und Wetter

Schon in der Nacht hat es heftig geregnet. Blitz und Donner haben dafür gesorgt, dass mal der eine, mal der andere aufgewacht ist. Heute Morgen war die brasilianische Welt eine graue Suppe. Beim Frühstück – das Café ist im vierten Stock – pfiff der Wind so sehr, dass man sein eigenes Wort nicht verstehen konnte. Also erstmal in Ruhe ein Käffchen, ein paar Seiten lesen, mal gucken, was in der Welt. so los ist. Geruhsam.

 

Am späten Vormittag hält uns dann nichts mehr in den vier Wänden: raus ans Meer. Zwar ist es immer noch grau in grau, aber der Wind bläst warm. 23, 24 Grad – das ist so schlecht nicht. Wir laufen ein Stündchen am Strand längs. Nicht ganz einfach,denn es herrscht Hochwasser, aufgepeitscht durch den Wind. Ein fieses Gewitter hinzu kommt, da meldet sich der feige Hamster in mir. Das ist mir zu heimlich! Also treten wir den Rückweg per Bus an, der kommt, bevor wir komplett durchnässt sind. Im Zentrum müssen wir kurz mal raus, denn wir sind so gut wie blank. Geld ziehen, dann zu Fuß weiter. Das Wetter ist weiterhin irgendwas zwischen oje und oha, aber wir finden natürlich eine Kneipe am Strand. Im Alamao (ausgerechnet!) schnacken wir ein bisschen mit unseren Freunden in Portugal, denen es zum Glück auch richtig gut geht. Zwischen zwei Caipirinhas (nein, Schippi, wir saufen nicht den ganzen Tag :-)) und einem Riesenteller mit frischen Scampis fängt hier ein abenteuerliches Gewitter an. Eine chinesische Familie, ein paar Brasilianer und wir hocken zusammen unterm Dach. Nur den Möven und den Geiern macht das Theater nichts aus. Stoisch sitzen sie am Strand und hoffen auf  irgendetwas von unseren Tischen. Weil ich der Meinung bin, dass die Reste von frittierten Shrimps nix für Tiere sind, bekommen die auch nichts von uns. Dafür von allen anderen 🙂

 

Der Regen lässt etwas nach: Wir zahlen 85 reales und machen uns auf den Weg ins Hotel. Halbwegs trocken kommen wir an, als ein weiteres Gewitter über uns explodiert. Eine wunderbare Zeit für eine Siesta.

Viento y lluvia
Hoy a la noche hubo muchos rayos y también llovió, eso hizo que no dormimos muy bien, nos despertamos varias veces por los truenos. Hoy a la mañana nuestro pedazo de Brasil estaba gris  y ventoso. Tomamos el desayuno en el cuarto piso del hotel y el viento hacia un silbido tan fuerte que apenas podíamos entendernos.
La mañana ante ese panorama la pasamos tranquilos en la habitación leyendo. Ya cerca del medio día, no aguantamos mas encerrados entre las cuatro paredes de la habitación y decidimos salir a caminar por la playa, no llueve pero hay fuerte viento, pero no es frío, 23, 24 grados. Caminamos así como una hora, la marea esta alta y el viento ayudaba a que suba mas, cada vez teníamos menos lugar en la playa para caminar. Se aproximó de pronto una nueva negra y comenzó a tronar, amenazaba con llover en cualquier momento. A Birgit y a mi, no nos gusta cuando truena caminar en la playa, aun cuando todavía estaban lejos. Decidimos regresar con el bus local. Mientras esperamos en la parada, llueve un poco , pero después deja de llover nuevamente. Con el bus vamos hasta el centro de Ingleses y como no tenemos más efectivo, buscamos un automático para sacar algo.
Caminando volvemos al hotel, pero en el camino encontramos el bar de la playa, El Alamau, ideal para nosotros😃. Nos pedimos dos caipirinhas y un plato de camarones para picar algo. Mientras tanto se desata una tormenta bastante fuerte con mucha lluvia y junto con una familia de chinos y una pareja de brasileños, presenciamos el espectáculo de tanta lluvia, una gaviota interesada en nuestro pescado, se plantó a cuatro metros de nuestros asientos a la espera de ligar algo, de nosotros no tuvo nada, porque nosotros pensamos que comida frita no es bueno para ella, pero de los chinos ligo todo😊
Mas tarde la lluvia calmo y nos fuimos al hotel,… a la siesta.

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