Es ist so ein Tag, der einfach nervt. Das Wetter ist durchwachsen, wir haben Lust, etwas zu unternehmen. Vielleicht mal elbaufwärts fahren? In die neuen Bundesländer, die ja so neu nun auch nicht mehr sind? Kennen wir alles nicht.
Ein bisschen halbherzig packen wir eine Tasche, etwas Wäsche, Waschzeug, wenige Klamotten, vorsichtshalber Badezeug, weil man ja nie wissen kann.
Noch im Auto sagen wir uns: Vielleicht fahren wir auch nur nach Poppenbüttel. Wir haben ja nicht wirklich ein Ziel, aber sicher keine Lust, auf der Autobahn Kilometer zu machen. Also wenden wir uns vertrauensvoll an Uschi, das Navigationssystem des Benz, und machen uns gegen 11 Uhr vormittags beim Kilometerstand 86762 auf den Weg Richtung Osten, immer an der Elbe längst auf der B5. Vom Frühling ist noch nicht so viel zu spüren: Minus ein Grad, zwar haben wir, als wir die Moschee in Geesthacht passieren, noch Sonne, aber hinter Boizenburg trifft uns leichter Schneefall. Genauer gesagt in Dönitz an der Elbe, einen Ort, der mir wegen eines Beach Clubs (!) vielleicht in Erinnerung bleiben wird.
Die Straßen entlang der Elbe sind gut, die Dörfer mit neuen Dächern und gemalten Fassaden herausgeputzt. Kurz vor Scharlippe auf der B107 haben wir Hunger: Würstchen auf die Hand, nun haben wir auch ein Ziel: Lutherstadt Wittenberg. Kennen wir nicht, wissen aber, dass dort bald grosse Feierlichkeiten zum Lutherjahr stattfinden werden. Wir passieren in Jerichow das älteste Backsteinkloster des Nordens, sind ganz begeistert, als wir direkt neben der Strasse einen veritablen Fuchs entdecken.
Die Temperatur fällt auf knapp über den Gefrierpunkt, wir sehen eine tolle Burg in Wiesenburg, neben uns an der Strasse gibt es noch ca. 15 Zentimeter Schnee.
booking.com ist uns in Wittenberg behilflich: Wir checken ein im Hotel Schwarzer Bär, das erstaunlicherweise an der Rezeption 70 Euro, via Internet nur 65 kostet. Wir buchen Auge in Auge mit der Rezeptionistin online und beziehen ein schönes, modernes Zimmer. Wifi funktioniert, Flachbildschirm vorhanden, tolles Bad – und genau nebenan ein Restaurant namens Kartoffelhaus, das schon am fr
ühen Abend voll ist. Wir finden noch einen winzigen Tisch, trinken Bier aus der Region zu Wiener Schnitzel resp. Hähnchenbrust auf Salat. Hinterher noch einen geteilten Palatschinken – Zeit für einen abendlichen Rundgang durch den Ort. Menschenleer, klirrend kalt. Ein langer Marsch wird es also nicht mehr…
Al costado del río Elbe
Hoy es un día aburrido, el tiempo no esta muy bueno. Nosotros tenemos ganas de salir a dar una vuelta con el auto, tal vez viajando siempre cerca del río Elbe, en dirección a su nacimiento y a través de las nuevas provincias de Alemania, que ya no lo son y que no las conocemos muy bien.
Preparamos un bolso con algo de ropa y salimos. En auto nos decimos que tal vez solo llegamos hasta las afueras de Hamburgo nada mas y volvemos. No tenemos ninguna meta o destino, solo sabemos que no queremos viajar por autopistas. Aproximadamente a las 11 de la mañana partimos y le dejamos elegir la ruta a nuestro navegador en el Mercedes, siempre en dirección oeste y cerca del río Elbe por la ruta B5. Del clima primaveral estamos muy lejos, un grado bajo cero, cuando pasamos la mesquite en Geesthacht había todavía algo de sol, pero ya al pasar por Boizenburg empezó a nevar algo.
El camino por donde viajamos, siempre cerca del río Elbe está en buenas condiciones, los pueblos con casas con techos nuevos y las fachadas pintadas. Poco antes de llegar a Scharlippe sobre la ruta B107 empezamos a tener hambre. Comiéndonos unas salchichas planeamos la nueva dirección en nuestro viaje: Wittennberg, la ciudad de Martin Lutero, no la conocemos, pero sabemos que pronto se festejaran allí los 500 años de la iglesia protestante.
Pasamos por Jerichow donde hay un monasterio de ladrillos, de los más viejos en el norte de Alemania. Luego más adelante nos encontramos con un zorrino que caminaba al lado del camino y ni se inmutó cuando pasamos.
La temperatura empezó a bajar hasta 0 grados y los campos al lado del camino tienen 15 centímetros de nieve. En Wiesenburg pasamos por un castillo fantástico.
Booking.com nos ayudo para encontrar el hotel en Wittenberg. Mas tarde llegamos a nuestro hotel Schwarzer Bär, donde nos dieron una habitación moderna y buena por 65 €.
Cenamos mas tarde en un restaurante al lado del hotel, llamado Kartoffelhaus, estaba muy lleno, pero encontramos una pequeña mesa. Acompañado con cerveza de la región, pedimos milanesas de Viena y pollo con ensalada. De postre compartimos un „palatschinken“.
Para bajar un poco todo lo comido, caminamos por la ciudad que estaba desolada y muy fría, eso hizo que nuestra caminata no fuera muy larga 🙂