Champagner für alle!

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Texto en español🇦🇷
Das Frühstück im „Rebstock“ ist gut, und zum Glück fragen wir den Wirt, einen passionierten Biker, nach der Fähre über den Rhein nach Frankreich: Die ist gerade auf Grund gelaufen und deshalb ausser Betrieb.

 

Na gut, dann eben via Sasbach à France. Weiter geht es durch die schöne Vogesenlandschaft rauf und runter. Mit unserer Uschi (dem Navi) landen wir auf Strassen, die Asterix nie gefunden hätte. Vorbei an fast verfallenen Höfen – sehr ähnlich der früheren DDR  – und durch winzige Dörfer durchfahren wir die Vogesen. Plötzlich ein Tunnel, fast 7 Kilometer lang, der dem Gebirge sozusagen den Rest gibt. Wir zahlen am Ausgang die Maut von 6,10 Euro und lassen das Gebirge hinter uns.

 

Schön, dieses Land zwischen Elsass und Lothringen, aber auch sehr ärmlich. Waren die Dörfer in Bayern und Baden-Württemberg herausgeputzt, kommen wir hier durch fast verlassene Gegenden. Viel Landwirtschaft, wenig Besiedelung, kaum offensichtliche Perspektiven.

 

Über Mosel, Meuse und Marne nähern wir uns dem Tagesziel: Châlons-en-Champagne. Sehr niedlich und mit viel Fachwerk, dazu eine Menge Klassizistisches aus dem 18. Jahrhundert. Wir finden über booking.com ein nettes Hotel an der Place de la Republique mit einer Garage, die uns wichtig ist, damit  nicht jemand unsere wunderbaren Golfbags klaut…

 

Erst einmal ein Bier in der Bar, dann gucken wir uns mal ein wenig um. Das Hôtel  de Ville ist ein klassizistischer Prachtbau aus dem ausgehenden 18. Jahrhundert, und hier, an der Place General Foch, sind auch die schönsten Restaurants. Wir haben Hunger, sind aber nicht ausgehungert.

 

Also gibt es zu Weisswein ein bisschen Foie gras auf Toast, ausserdem eine Paté maison. Gute Mischung, die von einer Mousse au chocolat, bzw. einem Kügelchen Eis abgerundet wird. Perfekt!

 

Wir schlendern zurück zum Hotel und haben hier in der Champagne Lust auf ein Glas Champagner. Daraus werden zwei der Marke Pieper Heidsiek – und wir sind  ein bisschen pleite, aber ganz, ganz glücklich, dass es uns so gut geht!

 

 

El desayuno en nuestro hotel Rebstock es bueno, y por suerte le preguntamos al dueño del hotel, un jubilado corredor de motos, por el Ferry para cruzar el río Rhein a Francia, y nos contó que hace poco encalló y está suspendido.
No queda otra que ir por Sasbach a Francia. Luego seguimos por los bosques Bogeses. Con nuestra Uschi, así le llamamos a nuestro navi, vamos por caminos que ni Asterix los hubiera encontrado. Pasamos por pueblos bastante arrumbados, parecidos a los de la antigua DDR en Alemania. De repente embocamos en un túnel muy moderno de casi 7 Kilometras de largo, donde en la salida pagamos 6,10 €, que atraviesa prácticamente los bosques Bogeses.

Esta región de Francia entre Alsacia y Lothringen es linda, pero se nota un poco la pobreza. Estuvimos antes en Bavaria y Baden-Württenberg, en Alemania y los pueblos son tan perfectos y limpios, aquí nos da la impresión están un poco abandonados. Mucha agricultura, muy poca gente, pocas perspectivas.

Pasamos por Mosel, Meuse y Marne y nos acercamos a la ciudad que nos habíamos propuesto llegar hoy: Châlons-en-Champagne. Bonita ciudad con muchas casas construidas en el estilo típico de entramados de madera y muro. También hay muchas construcciones clasicistas del siglo 18. En Booking.com encontramos un lindo hotel en la Place de la Republique, con un garaje, muy importante porque tenemos mucho equipaje que dejamos en el auto y es una tentación para algún ladrón 😊

Primero nos tomamos una buena cerveza fría en la terraza a la calle del hotel y luego nos vamos a caminar y recorrer la ciudad. El Hôtel  de Ville (municipalidad) una imponente construcción clasicista del siglo 18 está en la plaza General Foch donde también hay algunos restaurantes, como tenemos un poco de hambre nos sentamos en uno de ellos y pedimos vino blanco, algunas tostadas con Foie gras y además un Paté maison, una buena mezcla que coronamos con un Moisés de chocolate. Perfecto!
 
Más tarde volvemos a nuestro hotel y en la terraza no podemos decir no a las ganas de un champán, que al final fueron dos, de la marca Pieper Heidsiek y nosotros quedamos un poco más pobres que antes pero felices de lo bien que disfrutamos.

 

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